Antes de iniciar cualquier aventura empresarial, es esencial contar con una base sólida: tanto en recursos tangibles como en capacidades personales. Los emprendedores y emprendedoras del Ecosistema Madrid Innovation lo saben muy bien, tal y como nos cuentan hablando de sus experiencias, éxitos y aprendizajes en nuestra sección «Casos de éxito«. La formación, la planificación y, sobre todo, la preparación para afrontar los posibles fracasos son tan importantes como la idea de negocio en sí. Porque emprender implica asumir riesgos. Y esa, precisamente, es la diferencia entre quien se lanza y quien se queda en la teoría.
La mayoría de emprendedores no inician con un gran capital ni con equipos numerosos. Lo habitual es comenzar con lo justo y hacerlo en solitario, haciéndose cargo de todas las áreas del proyecto. Emprender significa aprender a diario: sobre gestión, ventas, finanzas, tiempo y emociones. Y por supuesto, afrontar los riesgos como:
- Riesgo económico: perder tu propio dinero
Uno de los principales temores al emprender es invertir recursos y no obtener el retorno esperado. Ya sea capital propio o de terceros (préstamos, inversores), la presión por generar ingresos desde el inicio es alta. Gestionar bien ese riesgo requiere planificación y, a menudo, tomar decisiones difíciles.
- Renunciar a la estabilidad salarial
Al dejar un empleo por cuenta ajena, también se dejan atrás beneficios como el sueldo fijo, la seguridad social o los seguros médicos. La incertidumbre financiera se vuelve parte del día a día, y puede que durante un tiempo no haya margen para otras fuentes de ingreso. Este cambio de mentalidad es uno de los mayores retos al comenzar.
- Incertidumbre en ventas y clientes
Uno de los riesgos que sí se puede mitigar es el de no tener suficientes clientes. ¿Cómo? Investigando el mercado y conociendo bien al público objetivo. Aun así, las previsiones siempre tendrán un margen de error, y la demanda puede fluctuar por razones externas o internas. Lo importante es anticiparse y adaptarse rápido.
- Factores externos fuera de control
Puedes tener un buen plan, un producto sólido y los recursos adecuados, pero hay variables imposibles de prever: cambios en la legislación, crisis económicas, conflictos internacionales o incluso nuevas regulaciones tecnológicas. Todos estos factores pueden impactar directamente tu negocio y obligarte a rediseñar estrategias o incluso, en casos extremos, a cerrar.
- Cuidar la salud mental y física
Emprender requiere un alto grado de implicación emocional. Muchas veces no hay horarios, ni desconexión. La presión constante, la toma de decisiones y la carga de responsabilidades pueden pasar factura. Por eso, contar con una red de apoyo personal y aprender a gestionar el estrés es clave para no descuidar tu bienestar.
En conclusión, emprender no es solo tener una buena idea: es estar dispuesto a convivir con la incertidumbre, aprender de cada error y tomar decisiones complejas desde el primer día. Los riesgos existen (económicos, personales, externos), pero también lo hacen las oportunidades de crecimiento, aprendizaje y transformación. La diferencia entre quienes lo intentan y quienes se quedan en la teoría no está en el talento, sino en la preparación, la actitud y la capacidad de adaptarse.